Estas en el solaz de un atardecer. Un cielo celestial. Y las nubes rosas. Eres el horizonte que nunca termina, y la divinidad de la brisa marina.
Sí me alejo de tu encanto, desfallezco, si desfallezco, necesito ver tu luz, saber el misterio de las palmeras en un crepúsculo de gloria.
Tus sonrisas son islotes fugaces, tu eres la magia que imploro al mundo, solo sin eso no he aprendido a morir.
Eres mi inspiración, en la carretera donde nace mi reflexión divina, estás completamente inmersa en cada segundo de inspiración.
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