miércoles, 28 de septiembre de 2011

El elfo Singán...


Este es el cuento del elfo Singán, de quien más de uno ha intentado hablar. Singán creció en la maleza, en la espesura, lejos de la realeza. De niño comió insectos, y aunque no sabían a caviar, era lo único que estaba cerca al manjar. No hubo ravioles jamás probó gaseosas, en sus días con más suerte unos grandes caracoles de las cortezas grasosas.


Para el invierno Singan, decidió emigrar, un caballo alado había domado… Ya en el cielo Singán descubrió un secreto, que la familia real tenía un decreto. Él siguió hasta estar en lo correcto y en efecto, mientras iba andando encontró casi volando un pequeño folleto, como pergamino iba revuelto. ¡Que es esto! Dijo Singán inquieto.


La princesa Gamussa se tenía que casar, era una bella ninfa, que a todos lograba encantar; su natural belleza e ideal destreza para la danza era con certeza una irremediable, inmutable intachable… ¡Ella era perfecta! Y Singan aún lo sabe.


Un solo pensamiento, de una proeza era todo lo que necesitaba… Si lograba con valentía y promesa, su enfoque conseguiría. Mientras nuestro Singán meditaba en el páramo; a la hechicera Jinata encontró enfadada… <¡Maldición! ¡Maldición!> gritaba la vieja <¡En la perdición estoy>  decía su queja…

Singán descubría más que una amenaza, la venganza de una mala mujer. Después de todo dijo Singan, Hoy era el día, aunque si no llegaría, entonces con honor moriría.

Singán fue a un poso mágico, y al lanzar un peso, pidió un deseo; La apariencia de una princesa Singán tenía, y en búsqueda de la tonta bruja Singán iba.
Al llegar al valle, la hechizera no estaba, la historia peligraba si no la encontraba. <¿A dónde va?> preguntó al jilguero, gritó el ave con agüero.


< Tristá, Tristán > llamó nuestro personaje, el Pegaso del cielo no había llegado, en un segundo intento, algo lo asustó, con sus alas negras el caballo alado llegó. furioso decía, quien apariencia de la princesa Gamussa, ahora tenía. <¿Qué me miras, soy Singán> gritó enfadado…
En el camino Singán un plan ideaba, y en lo que menos pensó en el valle del norte estaba.
Su última maldición lanzó la hechicera, a lo que ella pensaba que la princesa era. su último hechizo.


¡Oh no! ¿Qué sucedió con Singán? ¿En una rana? ¿El beso de una princesa?¿Cien años de sueño?¿O sería una bestia? ¡Oh no! Pobre Singán ¿Qué habrá pasado?



Tranquilos amigos, Singán no ha muerto, es la estrella, así que tiene que seguir luchando por ella. ¿Qué pasó entonces? ¿Cuál fue el acontecimiento? Que desde su nacimiento Singán no fue feliz, si no hasta después de la maldición, porque no era ninguna unción a quien no había sido feliz…

Así Singan en su mismo estado, y la bruja que ni cuenta se había dado, pensó que lo había logrado. <¡Que tonta! ¡Que tonta!> desde el otro lado, celebraba la princesa, el acontecimiento le había encantado. el rey exaltado. debatia Gamussa…

La boda llegó, un día de primavera, un día en el que su castigo recibió la malvada hechicera. Por fin esta historia acaba en un final feliz para nuestro querido Singán, no hay más ningún desliz. En un castillo lejos de la maleza, Singán ganó, no solo ser parte de la realeza, gano ganó a su eterna compañera, una bella doncella, una bella princesa….




FIN

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