viernes, 30 de septiembre de 2011

Ciento seis días...


He despertado en la hoguera
he venido de una hilera,
del brillo del sol profundo
donde se atesora este mundo.


Más de un viaje he vivido,
más de mil ríos recorrido;
he sido náufrago en el mar,
a las olas aprendí a calmar.


Vengo de buscar tesoros,
desde una tierra sin sonoros,
ahí he aprendido a nadar,
mis ideas acomodar.


En la vía fácil, me he perdido,
y entre la bajeza he existido,
¡Dele mi saludo señora! He gritado,
este no es mi lugar, no he fracasado.


Tras mis sueños, fui en la realidad,
y no me he rendido con la mortalidad,
porque he descubierto que vale más
el hombre que lo ha hecho, no quien lo hará.


He caminado en tierra y en la ciudad,
entre la nobleza y la pobre comunidad,
he visto quien pide, y quien su vida da,
quien está por irse y quien se quedará.


Así he vivido ciento seis días,
entre buenas canciones y melodías,
soy testigo que el sabio calla
y el ignorante pierde la batalla.


He visto poetas, pintores, actrices,
he conocido la vida y sus cicatrices,
he recorrido países, ciudades enteras,
como mirar, y a hablar de mil maneras.


Eso y mucho más he hecho;
son todas experiencias mías,
y he sentido más que eso,
solo en ciento seis días.

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