viernes, 23 de septiembre de 2011

Adiós Madrugada...

    

Hola madrugada, alguien dijo que llegarías. Pero no me dijeron cómo era tu silencio y soledad. Hola madrugada, te esperé irremediablemente mucho y me has decepcionado. No hay más que palabras, y los postes de luz alumbrando desde lo lejos de mi pueblo. ¿Qué eres madrugada? Porque estás tan humillada y todos descansan sobre tu lecho. Y ¿porqué hombres locos en la calle, gritan, caen ebrios sobre tus pies y jamás los sacudes. ¿Por qué soportas los extremos? Por qué me has dejado solo frente al ordenador, y me arrebatas tu lecho de los ojos. ¡Que absurdo es el café! Me malogra horriblemente los intestinos y encima no me deja dormir. Lo amo, pero lo dejaré, dejaré caerlo desde el onceavo piso donde estoy.


Hola madrugada, gracias por tus palabras, me has vuelto un escritor sin conocimiento de las metáforas y reglas literales. ¿A quién le importa, no? Si el talento la gente no lo aprecia, solo la fama y el dinero. ¿Entonces que importa? Quisiera decir palabras feas, pero mis principios me tapan la boca, y eso es bueno, porque mis principios son mis principios.


Gracias por estar conmigo madrugada, por dejarme solo y por estar acompañado, porque después de todo has de ser alguien de a quien todo el mundo se burla, yo, en el pasado, ahora casi nada ha cambiado, sigo reposando entre ti, mientras los demás sueñan, yo cumplo mis sueños. Adiós madrugada.

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